La sexualidad humana está condicionada por cada una de las experiencias que se tienen a lo largo de la vida, como los prejuicios, las expectativas, el autoconocimiento del cuerpo, las decepciones, las primeras relaciones y el contexto cultural.
Toda esta información que recibimos permitirá que de una u otra manera ese “yo sexual” evolucione y se nutra, el cual se ve reflejado en nuestra vida sexual.
El cuerpo humano es perfecto y responde a cada estímulo de una manera secuencial y definida por etapas que se pueden expresar de formas diferentes en hombres y en mujeres.
Estas etapas se producen gracias a una serie de cambios psicofisiológicos y es lo que los sexólogos conocen como la respuesta sexual humana.
Dicho así, suena muy frío hablar de todo lo que sienten dos personas cuando tienen sexo, en el momento en donde se funden la química, el placer y el deseo de almas y cuerpos.
Lo que hoy conocemos como la respuesta sexual humana, se lo debemos a los inquietos sexólogos William H. Masters y Virginia E. Johnson, quienes, en los años 60, lograron ilustrar el comportamiento del cuerpo al sentir placer en cada una de las fases, lo cual también permitiría comprender muchas de las disfunciones sexuales y encontrar soluciones efectivas.
Hablemos de las etapas en la respuesta sexual humana:
1.- Deseo: Inicia en el cerebro, el principal órgano sexual del cuerpo, donde empieza todo; una idea, un pensamiento, un recuerdo, una fantasía, sentimientos o sensaciones que despiertan la necesidad de buscar placer sexual. El cuerpo pasa de un estado sexualmente neutro a uno receptivo o activo.
En ocasiones, el interés sexual puede verse disminuido por motivos hormonales como el posparto o la menopausia o experiencias previas negativas.
2.- Excitación: Aparece luego de la estimulación física o mental. A mayor deseo, la excitación será más rápida e intensa y, a menor deseo, se produce la excitación, pero no la suficiente para que se desarrolle el ciclo.
A nivel psíquico, aumentan las sensaciones placenteras y hay cambios físicos en ambos sexos, como la turgencia peneana y la lubricación vaginal.
3.- Meseta: En esta etapa, se mantienen e incrementan los niveles de excitación sexual y es el preámbulo para llegar al orgasmo.
4.- Orgasmo: Cuando la excitación está en el punto más #sinrecato, se produce el orgasmo. A nivel psíquico, se produce la caída brusca de la tensión psicológica sexual y, a nivel físico, ocurren contracciones rítmicas de la musculatura perineal y órganos sexuales.
En esta etapa, el hombre alcanza el denominado “punto de inevitabilidad eyaculatoria”, es decir, es imposible detener la emisión de semen.
5.- Resolución: Luego del orgasmo, el cuerpo vuelve a su estado habitual y se experimenta una sensación de bienestar y relajación de cuerpo y mente, gracias a la secreción de serotonina.
Los hombres entran en un periodo refractario, en donde el 99,9% se duermen y, en las mujeres, teóricamente, este periodo no se produce, así que están dispuestas a continuar la actividad sexual.
Sin embargo, tanto en hombres como en mujeres existen similitudes y diferencias marcadas en cada una de estas fases, porque mientras la respuesta sexual masculina se produce de manera lineal, la de la mujer funciona como a manera de olas, es una montaña rusa de placer.
En ambos, durante la excitación, la piel se enrojece; en la meseta, el rubor sexual se resalta en cara, pecho, cuello y hombros; durante el orgasmo, el rubor está bien definido; y, en la resolución, desaparece.
En la etapa de excitación, el pene está erecto; en la meseta, cambia de color y tiene su máximo tamaño; durante el orgasmo, se contrae la uretra y se produce la eyaculación; y, en la resolución, toma de 5 a 30 minutos para que el pene quede en estado relajado.
Los testículos aumentan de tamaño en la meseta, estos se elevan durante el orgasmo, a la vez que los vasos deferentes, la vesícula seminal y la próstata se contraen. En la resolución, se vuelve a la normalidad de 5 a 30 minutos, pero, cuando no hay eyaculación, la normalidad tarda horas.
Las Glándulas de Cowper, en la excitación, producen líquido seminal que también contiene carga de espermatozoides. Por otro lado, en la meseta y en el orgasmo, producen la mayor secreción de espermatozoides.
Otras sensaciones que experimentan los hombres es la erección de las tetillas, tensión muscular en muslos y nalgas, aceleración del ritmo cardiaco, aumento de la presión sanguínea y agitación en la respiración.
En la mujer, durante la excitación, los senos aumentan de tamaño y, en la etapa de resolución, el retorno a la normalidad se produce en 30 minutos aproximadamente, quedando muy sensibles.
El clítoris y los labios mayores y menores aumentan de tamaño durante la excitación y, en la etapa de meseta y orgasmo, aumenta el clítoris 2 o 3 veces más su tamaño. En la resolución, si ocurre el orgasmo, vuelve a la normalidad en pocos segundos. Pero, si no ocurre, puede tardar horas y estará muy sensible al estímulo.
Durante la excitación, la vagina inicia la lubricación, aumenta en longitud y tamaño, se eleva el cuello del útero y presenta enrojecimiento. En la etapa de meseta, hay mayor expansión por la vaso construcción, mientras que, en el orgasmo, se producen contracciones. En la resolución, esto tarda segundos, pero, si no hay orgasmos, en 30 minutos vuelve a su normalidad; la zona V estará sensible y la estimulación resultará molesta.
Otras cosas que experimentan las mujeres es la producción de secreción mucosa de las glándulas de Bartolino y, al igual que los hombres, también experimentarán tensión muscular en los muslos y en las nalgas, aceleración del ritmo cardiaco, aumento de la presión sanguínea y respiración más rápida.
Hombres y mujeres tenemos una carga hormonal de dopamina y testosterona. La dopamina se responsabiliza del amor romántico y, la testosterona, del deseo sexual. Esto podría desequilibrar los intereses de las parejas, porque en los hombres los niveles de testosterona son mayores y en las mujeres son mayores los niveles de dopamina.
Sin embargo, pese a estas diferencias, lo más interesante es entender que la sexualidad evoluciona en la medida que aprendemos, maduramos y encontramos dificultades para seguir disfrutando de una sexualidad libre.
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