Y así es la vida, tanto que criticaba a mi mamá porque no soltaba sus novelas turcas de día y de noche, y ahora soy yo la que está pegada viendo doramas, o como también se llaman K-dramas, como si no hubiera un mañana.
Debo confesar que tienen su encanto, y desde la primera vez que los vi, me “enamoré” literalmente, de sus historias, de su cultura y, por supuesto, de sus actores.
No es un fenómeno nuevo. En un comienzo, la música cautivó a millones de adolescentes con los populares idols (cantantes) a través del K-pop y, después, el mundo entero se volvió fan de los K-dramas, al punto que Netflix tiene una sección especial para ellos.
En 2021, Squid Game (El juego del calamar) se convirtió en la serie de televisión más vista en Netflix, con más de 1.650 millones de horas de visualización en sus primeros 28 días de estreno.
El profesor Steve Choe, profesor asociado de la Escuela de Cine de la Universidad Estatal de San Francisco, Estados Unidos, autor de “Violencia soberana: Ética y cine surcoreano en el nuevo milenio”, hace un detallado análisis al respecto:
“Estas series increíblemente populares ofrecen una alternativa sana a las historias que suelen aparecer en la televisión estadounidense. Para algunos, consumir K-dramas puede incluso mejorar la salud mental a través de sus visiones utópicas de comunidad que parecen más compasivas y justas que las nuestras”, afirma Choe.
Estoy de acuerdo con el profesor Choe cuando dice que son historias sanas, al punto de que si son 12 capítulos, como en el capítulo 10 es que la pareja principal se toma de la mano y en el 11 se pueden dar un beso, y con eso queda la audiencia cautivada.
Es muy diferente a lo que nos tienen acostumbrados a ver en el cine estadounidense, europeo y latino, donde las escenas de sexo y besos ocurren todo el tiempo, sin conectar con las emociones.
El ascenso de la cultura de Corea del Sur en el mundo no solo ha sido por cuenta de los K-dramas y la música, también el cine, la moda, la cocina, los cosméticos y los streamers han contribuido a la creciente fuerza del poder blando coreano en los últimos 30 años.
La pregunta es: ¿por qué son tan populares? El profesor Choe lo explica a través del concepto de interludios afectivos:
“Los interludios son momentos que ofrecen un espectáculo audaz de los sentimientos más profundos de un individuo o un grupo de personajes. Estos sentimientos pueden ser nostálgicos, románticos, desesperados, agradecidos o felices, y se expresan públicamente a través de la estética televisiva”, afirma.
La mayoría de estos interludios se producen cuando alguno de los protagonistas está sentado en un café o en algún lugar icónico de la ciudad, pensando en su interés romántico o recordando momentos del pasado, con una canción sentimental de fondo.
Los personajes masculinos, por lo general, se destacan por su complejidad emocional. La mayoría tienen un pasado complicado que influye en su personalidad. Demuestran una gran lealtad hacia las personas que aman y, a lo largo de la historia, experimentan un crecimiento personal significativo.
Algunos ejemplos de los actores que han representado este tipo de personajes son: Lee Min-ho en “Boys Over Flowers”, Gong Yoo en “Coffee Prince” y “Goblin”, Lee Jong-suk en “Pinocchio” y “W” y Park Bo-gum, “Reply 1988 y “Si la vida te da mandarinas”, entre otros.
Por otro lado, los personajes femeninos, suelen ser presentadas como fuera de lo convencional, siendo la mayoría de las veces mujeres que rompen con el estereotipo de damisela en apuros y que lo último que tienen en mente es encontrar el amor. Eventualmente, con el paso de la trama, se llega a tocar el pasado de esta, pero no llega a estar tan plagado de eventos traumáticos en contraposición a su co-estrella.
Entre actrices destacadas con roles protagónicos tenemos a: Park Bo-young en “Strong Woman Do Bong-soon” y “Nuestro Seúl por descubrir”, Kim Yoo-jung en “Mi adorable demonio”, IU (Lee Ji Eun) en “Hotel del Luna” y “Si la vida te da mandarinas” y Kim Go-eun en “Goblin” y “Las células de Yumi”.
La realidad representada en los doramas ha contribuido al turismo en el país por parte de millones de fanáticos que quieren conocer los lugares que aparecen en sus dramas favoritos y, para otros, que quieren encontrar el amor; factores que han motivado a aprender coreano.
Los espectadores de K-dramas del sur y sudeste de Asia, América Latina y Oriente Medio seguirán suspirando por las series coreanas debido a su sinceridad e historias que buscan el equilibrio social y el respeto por los valores familiares. Son la oportunidad perfecta para salirte un poco de la rutina, aprender a ver las cosas desde otra perspectiva y apreciar la belleza de los pequeños detalles que la vida tiene por ofrecernos.
¿Te animarías y le darías la oportunidad a estas historias que rara vez se quedan en una simple serie al otro lado de la pantalla o prefieres seguir explorando el lado occidental? Los leo.
조심해서 안녕히 가세요~~
(tr: Cuídate, ¡adiós!)
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